Tras casi 70 años de trayectoria, la emblemática Zapatería Betito, ubicada en el corazón del Centro Histórico de Oaxaca, anuncia el cierre definitivo de sus puertas el próximo 31 de diciembre de 2024. Heriberto Cirilo Jiménez Luna, su fundador, comparte con emoción y nostalgia los detalles de este viaje empresarial que marcó a generaciones enteras.
En un mensaje difundido en redes sociales, Jiménez Luna expresó:
“Como todo ciclo en la vida, tiene un inicio y un fin. Por así convenir a los intereses de los socios fundadores y operativos, la Zapatería Betito llegará a su fin este año.”
Este anuncio despertó una ola de mensajes de cariño y gratitud hacia la familia Jiménez Guzmán, quienes construyeron con esfuerzo un negocio que no solo vistió los pies de Oaxaca, sino que también generó empleo para numerosas familias locales.
Un legado construido con trabajo y determinación
Fundada en diciembre de 1954, Zapatería Betito inició como un pequeño negocio en la calle Bustamante. Con unas cuantas muestras de zapatos y mucha perseverancia, Heriberto Jiménez logró convertir su sueño en realidad. A lo largo de los años, el negocio alcanzó su punto más alto en la década de los 60, expandiéndose incluso fuera de México.
“Empecé con créditos pequeños, pero con el tiempo, las fábricas confiaron en mí. Llegué a manejar camiones llenos de calzado para llevar hasta Guatemala,” relata Jiménez con orgullo.
Al éxito empresarial se sumó el apoyo constante de su compañera de vida, Julia Guzmán, y sus hijos, quienes fueron testigos y partícipes de los sacrificios y logros alcanzados.
El cierre: una decisión personal y de salud
La pandemia de COVID-19 marcó un punto de inflexión en la historia de la zapatería. Las restricciones prolongadas afectaron no solo la dinámica del negocio, sino también la salud de sus fundadores. Por ello, la familia decidió que este era el momento adecuado para cerrar el ciclo.
“Podemos decir que este cierre no es por una causa económica, sino por cuestiones personales y de salud,” señala Jiménez.
Aunque el futuro del negocio no está definido, los hijos de la familia podrían continuar con la venta de algunos productos de calzado. Sin embargo, el fundador asegura sentirse plenamente satisfecho con lo logrado:
“Estoy absolutamente gustoso y emocionado por las muestras de cariño que hemos recibido de nuestros clientes.”
La Zapatería Betito no solo fue un negocio, sino un pilar de la comunidad oaxaqueña que, durante siete décadas, reflejó los valores del esfuerzo y la gratitud. Hoy, Heriberto Cirilo Jiménez Luna despide este capítulo con orgullo, dejando un legado que será recordado por generaciones.
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