Oaxaca, conocido por su rica herencia cultural y sus tradiciones, durante la temporada navideña se transforma en un escenario de festividades que atraen a miles de visitantes. Las celebraciones de diciembre son una mezcla de fe, arte y comunidad, reflejando la identidad única del estado. A continuación, exploramos las cuatro fiestas más emblemáticas que se celebran en Oaxaca durante este mes.
1. Fiesta de la Virgen de Juquila
La Fiesta de la Virgen de Juquila, que se celebra el 8 de diciembre, es una de las festividades más significativas en Oaxaca. Esta celebración tiene lugar en Santa Catarina Juquila, donde se encuentra un importante santuario mariano. Cada año, miles de peregrinos llegan desde diversas regiones, muchos de ellos caminando largas distancias, llevando ofrendas y promesas a la Virgen. La atmósfera se llena de alegría con danzas tradicionales, música y fuegos artificiales, creando un ambiente festivo que une a la comunidad.
2. Fiesta de la Virgen de la Soledad
El 18 de diciembre es el día dedicado a la Virgen de la Soledad, patrona de Oaxaca. La Basílica de Nuestra Señora de la Soledad se convierte en el corazón de las celebraciones, donde los fieles participan en misas y procesiones. Durante esta festividad, los asistentes pueden disfrutar del Baile de la Pluma y otras danzas tradicionales, así como ferias que ofrecen comida típica y artesanías locales.
3. Noche de los rábanos
La Noche de los Rábanos, celebrada el 23 de diciembre, es una tradición única que data del siglo XIX. En esta noche especial, el zócalo de Oaxaca se llena de esculturas elaboradas con rábanos cultivados específicamente para este evento. Artesanos exhiben sus creaciones, que representan escenas religiosas y aspectos culturales oaxaqueños. Además, tanto locales como visitantes pueden degustar buñuelos y comprar flores inmortales, lo que convierte esta celebración en una experiencia sensorial inolvidable.
4. Nochebuena y posadas
La Nochebuena, que ocurre el 24 de diciembre, marca el cierre de las posadas que comienzan el 16 de diciembre. Durante estas posadas, las calles se iluminan con faroles y hay procesiones organizadas por diferentes templos locales. El zócalo se convierte en el final, donde las calendas llenan el ambiente con alegría. Esta tradición no solo celebra el nacimiento del Niño Jesús, sino que también refuerza los lazos comunitarios entre los habitantes.
Cada evento ofrece una oportunidad para experimentar la riqueza artística y espiritual del estado, haciendo que estas festividades sean un atractivo tanto para locales como para turistas.